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Claudia Torales

Rincón de la Familia
Barrio 21-24, Barracas, Ciudad de Buenos Aires

Acompañamiento y capacitación a niños, adolescentes y mujeres en situación de violencia de género.

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El proyecto

El Rincón de la Familia es un espacio que busca asegurar una infancia sana y segura, alejar a los adolescentes de las drogas a través de la educación con herramientas brindadas en talleres de capacitación. Al mismo tiempo, da contención y capacitación laboral a mujeres en situación de violencia de género, y ayuda a personas en situación de calle. No tiene días ni horarios de atención. Las puertas de la casa de Claudia Torales están siempre abiertas en el barrio 21-24, de Barracas.

El dato

Claudia trabaja coordinadamente con más de 30 organizaciones y son 50 voluntarios los que acompañan el trabajo diario. Desde sus inicios, el espacio recibe alrededor de 60 adolescentes y 90 niños que se acercan en busca de contención y capacitación, y son alrededor de 400 mujeres las que participan activamente del espacio Mujeres Valientes, en El Rincón de la Familia.

Qué está logrando

Claudia Torales, desde 2008, logró transformar su hogar en un lugar de encuentro para los vecinos de su barrio. Diversas organizaciones barriales desarrollan actividades artísticas, de apoyo escolar y de orientación laboral y vocacional, para que tanto las madres como sus hijos puedan involucrarse y participar de forma activa en distintos espacios seguros. En los casos de violencia de género, Claudia acompaña a las mujeres a hacer la denuncia y, también, de necesitar asistencia médica, a algún centro de salud cercano.

Su mirada

Al arrancar con este proyecto, Claudia solo pensaba en sus hijos. Se había formado un basural enfrente de su casa que provocaba enfermedades en sus niños, sumado a la violencia que se vivía en las calles. Así fue como ella supo que debía hacer algo al respecto y comenzó a organizar “juegos de limpieza” con amigos de sus hijos y sus familias.

“Busco que los chicos tengan un crecimiento sano y una adolescencia responsable. En el caso de las mujeres, se sienten más empoderadas y muchas deciden aprender un oficio. Mi infancia no fue feliz y mi adolescencia muy corta. No pude terminar la secundaria y fui mamá muy joven. Toda mi historia me dio fuerzas para transformar lo vivido en algo positivo; usar la experiencia para transformar las cosas en algo mejor, a través de la empatía y el amor”.